Acerca de Prof. Lloris

Profesor de tecnología , informática y musica . En constante aprendizaje.

De qué sirve tocar la «flautita» en el colegio.

Os comparto este interesante articulo:

Hola

-¿Para qué vas a estudiar Música? Si eso no te va a dar de comer.

Seguramente lo habrás escuchado de boca de algún listo/inteligente/intelectual, como parte de un consejo en el que seguro cree que te acaba de salvar la vida, el futuro tuyo y posiblemente el de tus hijos.

La ignorancia sobre los beneficios de la Educación Musical en nuestro tiempo, dista mucho de lo que suponía en la civilización donde empezó la Democracia. En la Antigua Grecia, la de gente como Platon, Aristóteles…, la Música era considerada como parte fundamental para el desarrollo completo de la persona y como elemento ligado al orden, a la armonía y al equilibrio.

Orden, armonía y equilibrio. Vaya triplete.

Pero últimamente, se ha puesto de moda un “tweet” muy gracioso en las redes sociales:

Demasiados “Retweets “ y “Favoritos” que no supieron darse cuenta de lo que estaban aprendiendo.

Cuando tocamos algún instrumento, sea el que sea, desde el piano, hasta el triángulo (mi reconocimiento a los percusionistas), nuestro cerebro empieza a realizar conexiones neuronales a nivel motor, debido básicamente a que la practica instrumental requiere un control y una coordinación de nuestros movimientos corporales.
En 2014,en Vermont (E.E.U.U), el Doctor James Hudziak publicó un estudio acerca de la relación existente entre la corteza cerebral y la práctica de un instrumento.

El estudio consistía en la exploración mediante una serie de resonancias magnéticas, de 232 estudiantes con edades comprendidas entre los 6 y los 18 años, con formación musical, el cual, reveló un mayor grosor en la corteza motora, premotora y suplementarias, así como en la zona prefrontal y parietal, de los estudiantes con una práctica instrumental.

La conclusión del proyecto especifica que ese grosor cortical es más evidente a partir del primer año y que va en aumento con el tiempo si se continúa tocando un instrumento.
Además este estudio reveló cambios positivos en las conexiones sinápticas de nuestro cerebro, relacionadas con la memoria del trabajo, la planificación y organización y el procesamiento de las emociones, inhibiendo con ello, los impulsos agresivos.

-Este descubrimiento lo resumió el Dr. Hudziak en una idea: “La práctica de un violín puede ayudar mucho más que un frasco de pastillas a un niño con trastornos psicológicos”

Ahora volvamos al “famoso y gracioso” tweet de antes.

 

Pues aparte de lo que ya hemos visto antes, podemos añadir otras propiedades tales como:
– Reducir la ansiedad y el estrés.
– Fortalecer nuestro sistema inmunológico.
– Ayuda a tratar desordenes alimenticios, ya que contribuye a un mejor desarrollo del área implicada en la motivación, placer y recompensa.
– Facilita la cooperación entre iguales y potencia los lazos afectivos.
– Crea un patrón de equilibrio emocional.
– Favorece las relaciones sociales y la interacción humana.
– Desarrolla la memoria, la atención y la escucha (activa y pasiva).
– ….y más

Y dirán algunos:

– ¿Y todo eso con sólo una hora de flauta a la semana?

Lógicamente no podemos comparar la hora de música que tiene y tenía un alumno de Educación Primaria en nuestro “exquisito, justo e integrador”(sí,..va entrecomillas) sistema educativo, que el que acude a un conservatorio con cierta frecuencia y realiza una práctica insistente y ordenada.

Pero en esa hora de clase de música en primaria debemos incluir tiempo de ensayos, pruebas, conciertos, relación directa con tus compañeros de clase, desarrollo de la atención por saber cuando entraba tu parte, fortalecimiento de nuestro sistema psicomotor a la hora de mantener una postura correcta con el instrumento, desarrollo de la memoria, a que prácticamente estás aprendiendo a leer y a escribir un nuevo lenguaje (uno universal por cierto),…y todo eso sin contar con el descubrimiento de una pasión por la música, de apreciar obras de grandes compositores, valorarlas interpretaciones de compañeros (eso incluye intrínsecamente valorar opiniones de los demás) y no menos importante, ser capaz de expresarte mediante el arte y comunicar aquello que quieres, de la manera que tu quieres.

Y todo eso es posible, con una hora de clase. Imagina si “nuestros gobernantes” (sí…otra vez las comillas) vieran lo importante que puede llegar a ser la música para nuestros niños de hoy, los cuales serán los adultos del mañana. (aquí pegaba una música como de final épico de cine).

Por todo lo que parece, que el gracioso que escribió el tweet por primera vez, no disfrutó mucho de sus clases de música.

Una verdadera pena.

FUENTE ORIGINAL: http://plenimusica.com/sirve-tocar-la-flautita-en-la-escuela/

“Yo no puedo enseñaros nada, solo puedo ayudaros a buscar el conocimiento dentro de vosotros, lo cual es mucho mejor que traspasaros mi poca sabiduría” (Sócrates).

UNA DOCENA DE RAZONES POR LAS QUE LOS NIÑOS DEBERÍAN ESTUDIAR MÚSICA

Puede parecer que el momento idóneo de plantearse las actividades extraescolares de los más pequeños sea poco antes del inicio de curso pero, aunque las comienzan a mediados de Septiembre, es por estas fechas que nos encontramos cuando suelen abrirse los períodos de matriculación para muchas de ellas.

Entre las actividades más clásicas destaca, además de los deportes, la música. Generaciones de niños han pasado por escuelas de música y conservatorios para ocupar sus tardes aprendiendo a tocar un instrumento. Se trata de una actividad que compagina su vertiente más lúdica con unos estudios paralelos a la tarea escolar, que generalmente se añaden a los deberes ordinarios, por lo que requiere de grandes dosis de motivación (de los niños que deben aplicarse a ello y de los padres y madres que han de apoyarles). Esta carga extra puede provocar reticencia y rechazo tanto de unos como de otros.

Pero las ventajas de emprender estudios musicales son muchas más que los inconvenientes. Aquí os dejamos una docena para aquellos que estéis indecisos o simplemente no os lo habiais planteado:

1. DESARROLLO DE LA PSICOMOTRICIDAD

Para tocar un instrumento lo primero es conseguir que suene ya sea soplando, frotando un arco, pulsando una tecla o rasgando una cuerda. Una vez conseguido esto, el siguiente paso es dar “forma” al sonido y tocar notas concretas accionando los mecanismos necesarios. Todo ello mientras se lee la partitura. Un ejercicio de psicomotricidad de lo más completo.

2. COMPETENCIAS EN IDIOMAS

Esa partitura de la que acabamos de hablar contiene instrucciones precisas sobre el ritmo, la altura, la duración, la velocidad, el carácter y la técnica precisa para tocar las notas; expresadas solamente con lineas, puntos, y algún que otro símbolo. Es como aprender a leer otro alfabeto, de la misma manera que si aprendemos ruso, griego o mandarín. Pero vamos más allá: la música tiene frases, sintagmas (semifrases) y palabras (motivos) que dan sentido al discurso musical, un auténtico sistema sintáctico que da coherencia a la música. Mientras aprenden música mejorarán su aprendizaje en conceptos propios de las lenguas y las competencias necesarias para aprehenderlas.

3. PENSAMIENTO LÓGICO

Especialmente en los primeros cursos -en los que se asimilan e interiorizan los conceptos básicos de la música-, las matemáticas y la lógica son fundamentales para comprender e interpretar el ritmo. Por eso, estudiar música desarrolla el razonamiento lógico-matemático y estructura los mapas mentales.

4. PENSAMIENTO MÚLTIPLE

Además de la psicomotricidad que mencionábamos para tocar el instrumento, hay que tener en cuenta que las notas deben sonar con la duración, afinación, intensidad, ritmo e intención que se nos pide en la partitura. O que nos pide el director. O nuestro compañero de atril. O todos a la vez.

5. SENSIBILIDAD ARTÍSTICA

Por encima de cualquier requerimiento técnico la música es un arte. Siendo así, tocar un instrumento desarrolla la creatividad a través de la experimentación, canaliza la exteriorización de los sentimientos y fomenta el desarrollo del criterio artístico.

6. CAPACIDAD DE AUTOESCUCHA Y REFLEXIÓN

Es evidente que para dominar un instrumento hay que escuchar lo que se está tocando, analizarlo y corregir lo que sea necesario. Con el tiempo, el hábito de escucharse a uno mismo va más allá del instrumento y con ello el análisis y la reflexión de lo que nos decimos a nosotros mismos.

7. EMPATÍA Y HABILIDADES SOCIALES

Además de escucharse a sí mismo, para poder tocar en grupo es imprescindible escuchar a los demás, por lo que se desarrolla la empatía. Si el grupo es grande, como una banda o una orquesta, también se desarrollan las habilidades sociales necesarias para relacionarse con los demás miembros.

8. EDUCACIÓN EN VALORES

Tocar con solvencia un instrumento no es fácil ni rápido. Requiere trabajo constante, esfuerzo y perseverancia; unos valores que la inmediatez de nuestro acelerado mundo parecen haber olvidado. Al mismo tiempo, tocando en público deberán superar sus miedos.

9. AUTOESTIMA

Los pequeños avances que día a día experimentará serán una fuente de satisfacción que gratificarán todo el esfuerzo invertido. A medio plazo el control sobre el instrumento será mayor, con lo que también crecerá la motivación y el perfeccionismo; al cabo de los años podrá mirar atrás y ver que ha merecido la pena y todo ha sido posible gracias a sí mismo.

10. SERÁN MÁS RESPONSABLES Y CUIDADOSOS

A excepción de los instrumentos más grandes (piano, órgano, clave, arpa, percusión, contrabajo…), cada estudiante utiliza su propio instrumento, tanto en el estudio personal como en clase. Los instrumentos musicales son delicados y por tanto requieren cierto cuidado en su manipulación y mantenimiento; en otras palabras: un instrumento necesita que seamos responsables y cuidadosos con él.

11. LA CASA SERÁ MÁS ALEGRE

Vale, un estudiante repitiendo hasta la saciedad la misma pieza (que encima suena desafinada) puede llegar a cansar, pero hay que reconocer que siempre da alegría a la casa (o al bloque de pisos, o a la calle entera…).

12. QUEDA MUY BIEN EN LAS CELEBRACIONES FAMILIARES

La escena de los más pequeños amenizando la velada con sus instrumentos es un clásico. Ellos contentos de demostrar lo que son capaces de hacer y los mayores babeando de verlo. Entrañable.

En definitiva, estudiar música es un ejercicio de los más completo, que ayuda a los más pequeños a desarrollar sus capacidades intelectuales, sociales y personales mientras se divierten. ¿Qué más se puede pedir?

 

Fuente: unadocenade.com